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jeudi, avril 20, 2006

En nombre de «Nietzsche»


En nombre de «Nietzsche»
Digresiones en torno a «Interpretar las firmas» «de “Jacques Derrida”»

Por Horacio Potel

«El nombre y el concepto “sujeto” pasan a convertirse ahora, en su nuevo significado, en el nombre propio y la palabra esencial para el hombre. Esto quiere decir: todo ente no humano se convierte en objeto para este sujeto. A partir de este momento, subiectum no vale ya como nombre y concepto para el animal, el vegetal y el mineral.» Este es –en palabras de Heidegger- el giro que la metafísica lleva a cabo a partir de Descartes. ¿Es Nietzsche un sujeto? ¿Un sujeto libre que en la autonomía de su voluntad soberana imprime el sello de su pensamiento en su texto, en su ley? ¿O quizá un sujeto sujetado por el Sujeto, un instrumento -un no-hombre en tanto no subiectum- puro medio por el cual el Otro –el Ser, el Pensar- se manifiesta-, un títere, una marioneta? ¿Un escriba del Ser o uno de los autores de su Historia? ¿Cuál es el nombre de Nietzsche?
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  • En nombre de Nietzsche
  • samedi, septembre 24, 2005

    Nietzsche y "yo"


    “Lo que más fundamentalmente me separa de los metafísicos es esto: no le concedo que sea el “yo” (Ich) el que piensa. Tomo más bien al yo mismo como una construcción del pensar, construcción del mismo rango que ‘materia’, ‘cosa’, ‘sustancia’, ‘individuo’, ‘finalidad’, ‘número: sólo como ficción reguladora (regulative Fiktion) gracias a la cual se introduce y se imagina una especie de constancia, y, por tanto, de ‘cognoscibilidad’ en el mundo del devenir. La creencia en la gramática, en el sujeto lingüístico, en el objeto, en los verbos, ha mantenido hasta ahora a los metafísicos bajo el yugo: yo enseño que es preciso renunciar a esa creencia. El pensar es el que pone el yo, pero hasta el presente se creía ‘como el pueblo’, que en el ‘yo pienso’ hay algo de inmediatamente conocido, y que este ‘yo’ es la causa del pensar, según cuya analogía nosotros entendemos todas las otras nociones de causalidad. El hecho de que ahora esta ficción sea habitual e indispensable, no prueba en modo alguno que no sea algo imaginado: algo que puede ser condición para la vida y sin embargo falso.” NF 1885, 35 [35], KSA 11, p. 526. En: www.nietzscheana.com.ar

    vendredi, août 19, 2005

    los nuevos filósofos?

    curiosos hasta el vicio, investigadores hasta la crueldad, dotados de dedos sin escrúpulos para asir lo inasible, de dientes y estómagos para digerir lo indigerible, dispuestos a todo oficio que exija perspicacia y sentidos agudos, prontos a toda osadía, gracias a una sobreabundancia de «voluntad libre», dotados de pre-almas y post-almas, en cuyas intenciones últimas no le es fácil penetrar a nadie con su mirada, cargados de pre-razones y post-razones que a ningún pie le es lícito recorrer hasta el final, ocultos bajo los mantos de la luz, conquistadores, aunque parezcamos herederos y derrochadores, clasificadores y coleccionadores desde la mañana a la tarde, avaros de nuestra riqueza y de nuestros cajones completamente llenos, parcos en el aprender y olvidar, hábiles en inventar esquemas, orgullosos de tablas de categoría, a veces pedantes, a veces búhos del trabajo, incluso en pleno día; más aún, si es necesario, incluso espantapájaros -y hoy es necesario, a saber, en la medida en que nosotros somos los amigos natos, jurados y celosos de la soledad, de nuestra propia soledad, la más honda, la más de media noche, la más de medio día: ¡esa especie de hombres somos nosotros, nosotros los espíritus libres!, ¿y quizá también vosotros sois algo de eso, vosotros los que estáis viniendo?, ¿vosotros los nuevos filósofos? Nietzsche, Más allá del bien y del mal, 44

    lundi, août 15, 2005

    Nietzsche, Más allá del bien y del mal, 292

    Un filósofo: es un hombre que constantemente vive, ve, oye, sospecha, espera, sueña cosas extraordinarias; alguien al que sus propios pensamientos le golpean como desde fuera, como desde arriba y desde abajo, constituyendo su especie peculiar de acontecimientos y rayos; acaso él mismo sea una tormenta que camina grávida de nuevos rayos; un hombre fatal, rodeado siempre de truenos y gruñidos y aullidos y acontecimientos inquietantes. Un filósofo: ay, un ser que con frecuencia huye de sí mismo, que con frecuencia tiene miedo de sí, — pero que es demasiado curioso para no «volver a sí» una y otra vez...